martes, diciembre 27, 2005

Sueños de Navidad (Texto de Hugo Moyer Agostini)

He tomado este relato de un correo que me envio un buen amigo, espero que lo disfruten tanto como yo:
La esperanza y los sueños son los últimos que se pierden. Cuando ellos desaparecen, se acaba la vida y se oscurece la luz del día. Siempre he estado aferrado a mis sueños y la mayoría de ellos los he podido hacer realidad, sobre todo, aquellos que dependen de mis fuerzas, mis energías, mi creatividad y mi voluntad de trabajo ¡Cómo cuesta ver florecer entre las rocas, aquellos ideales que no dependen de nosotros! ¿Verdad? A pesar de ello, no podemos dejar de soñar y cultivar en lo profundo de nuestras mentes y nuestros sentimientos, esas utopías, esos objetivos y esas metas que algún día se harán realidad.
Los seres humanos estamos obligados a ver el futuro con optimismo. A pesar de que millones de almas sufren los dolores, la miseria y la pobreza de una sociedad planetaria injusta, en el que las riquezas se concentran en pocas manos y se distribuyen con inequidad; a pesar de que la Tierra clama por un mejor trato para sus ríos, sus lagos, el aire que todos respiramos, sus árboles y sus plantas, sus cielos y sus llanuras. A pesar de lo inconcebible que resulta que estemos rodeados de celulares, fax, televisores, microondas, satélites, aviones supersónicos e internet, ¡parece mentira! no tenemos tiempo para vivir la vida y disfrutarla en comunión de nuestros seres queridos ¡Sí! A pesar de todo esto, vale la pena perseverar en la lucha por un mundo mejor. Más humano y a la vez más respetuoso de nuestra madre naturaleza.
Ojalá este próximo año, pese a las voces agoreras, recibamos con alegría el porvenir de nuestra patria, que hoy como nunca la bañan los sueños y la esperanza de millones de seres que fueron excluidos de la educación, la salud, la vivienda y el trabajo digno. Ojalá, por la vida, por todos aquellos que han luchado por nuestra verdadera independencia, por el trinar de los pajaritos, por las tradiciones culturales que nos hacen iguales en la diversidad, por el mar que se encabrita de rabia cuando no ve luceros en rededor, por las sonrisas de los niños cuando abren al amanecer sus regalos, por las viejitas que rezan por la paz y la felicidad de las ánimas benditas, por los patriotas que se transforman, todos los días, en verdaderos compatriotas, por todos ellos y ellas, ojalá, repito, el 2006 sea de ventura y éxito para todos nosotros.
Animado por este espíritu de fraternidad que nos convoca la Navidad, quiero compartir con ustedes un mensaje de amor que me llegó desde Barcelona, España, de quien fuera mi profesor de postgrado y ahora mi amigo y maestro en Creatividad, el destacado intelectual español, Dr. Saturnino De La Torre ([1] sentipensar@yahoo.es ) quien siempre, en estas fechas, nos sorprende con su gesto de entrega y amistad. Bajo el título: ¡Pon a volar tus sueños en esta Navidad!, nos dice Saturnino:
Si descubres el tesoro que hay en ti, si logras rescatar el viejo sueño, tendrás en tus manos el gran poder de verlo cumplido en algún momento, porque los sueños no son otra cosa que esa lámpara de tus deseos. Sueños tuvimos todos algún día y los perdimos por no creer en ellos, al igual que la creatividad, compañera de infancia y de juego.
Los sueños acompañan nuestra vida, pues sueños tuvimos de pequeños, sueños de juventud, sueños de pareja, logros conseguidos con empeño en nuestro trabajo o profesión, para lograr, al fin, viejos deseos. ¿Será que en la vida todo es sueño que el sueño hace vivir de nuevo? Sueño, es el juguete que el niño espera de "Reyes" que dicen venir de lejos, para el escolar que hace sus tareas el sueño es el reconocimiento, sueño es el amor o la amistad que impulsan a mirar a lo lejos.
Sueños son las velas de aniversario, sueño es recibir el primer sueldo, sueños son las llaves del primer piso (vivienda), sueño es la espera de un nacimiento, sueño es ese viaje inolvidable o el beso y el abrazo del reencuentro; es hallar sentido a la soledad, al desamor, a la ausencia, al desapego, para encontrarse uno a si mismo; sueño es la salud para el enfermo: a él o ella entrego estas palabras que llevan la energía del remedio. Sueño, es esa meta que fijamos con la imaginación y el pensamiento. Tu mente es esa mágica lámpara que convierte en realidad los deseos. Enciéndela y... ¡Pon a volar tus sueños! En esta Navidad.
Profesor jubilado de Luz.

Hugo Moyer Agostini.

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